ALGO QUE PUEDE RESULTAR CHOCANTE A LOS JÓVENES DEL SIGLO XXI
LA IGLESIA DE LOS PELIGROS
Mi historia de hoy ofrece una perspectiva rica sobre la conexión entre la vida espiritual, las costumbres sociales y los cambios culturales a lo largo del tiempo.
Lo que describo hoy es un testimonio de la vida comunitaria dentro de un contexto difícil, marcado por los efectos de los años de la posguerra en España. La iglesia de los Peligros de Joaquín Costa, durante tres años, funcionó como un lugar de culto y como punto de encuentro y acción solidaria.
La comunidad de monjas Bernardas llevaba en este convento desde noviembre de 1939. En años de República y Guerra Civil, su vida debió ser azarosa. Durante algún tiempo una parte del convento e iglesia, fue también compartida por una comunidad de frailes Carmelitas que oficiaban misa diaria. La iglesia fue, durante tres años, un lugar de referencia para nuestro grupo de chicos y chicas de los guateques.
Nuestros guateques, a menudo asociados con actividades recreativas, se transformaron en algo mucho más significativo al incluir debates y actividades con perspectiva cristiana. La "OPERACIÓN PAPEL", recogida de periódicos, revistas, libros, que luego vendíamos, y alguna aportación económica. Era una muestra de compromiso social concreto para ayudar a las familias en situación de necesidad, algo especialmente relevante en un periodo de precariedad económica y social.
La presencia de los sacerdotes jóvenes Manolo, Tomás y Pedro también pudo ser clave, como facilitadores de estos encuentros y actividades. La iniciativa comunitaria, nos dejó una huella importante en la vida de los participantes y en el tejido social del barrio.El hecho de que "casi todos" acudiéramos al confesionario de Padre Juan, que no oía, refleja una época que la práctica religiosa era central en la vida cotidiana. Los "pecados importantes" estaban marcados por la moral y religiosa del momento, en una sociedad donde la sexualidad era tabú. Para mis nietos mayores sería algo casi chistoso que refleja el cambio generacional en la percepción de la moralidad y la libertad individual.
Este contraste subraya cuánto han evolucionado las costumbres y valores. La figura del padre Juan, su presencia y su rol, no era menor. Quizás esta característica hacía la experiencia de confesión más relajada para algunos, al saber que él escuchaba de manera diferente. Su figura puede servir para ilustrar la dimensión humana y accesible de la religión en el barrio. Incluir anécdotas como esta muestra el lado cotidiano y cercano de la vida religiosa.
Reflexionar sobre cómo los pecados y la percepción de ellos han cambiado entre generaciones puede enriquecer el relato, mostrando cómo los valores de aquella época han dado paso a otras interpretaciones. Detalles como los pecados "chistosos" para las generaciones actuales aportan un toque de humor y calidez al testimonio.


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