Yo nací y viví la primera parte de mi subsistencia a, en corrala.
Yo nací y viví la primera parte de mi subsistencia
a, en corrala.
Una vivienda colectiva que surgió en el Madrid histórico y se extendió por diversas regiones de España.
Su diseño funcional, de carácter popular se destaca por tener un patio central que actúa como espacio común y social. Alrededor de este patio, las viviendas individuales se disponen en niveles conectados por galerías abiertas o pasillos balconadas. En un tiempo en el que la comunidad y la convivencia eran pilares fundamentales de la vida diaria. Como un microcosmos donde todo el mundo se conocía y se ayudaba mutuamente.
Si bien no se sabe el número exacto
de corralas que existen en la actualidad en Madrid, se habla de entre 400 y
500, la gran mayoría en torno a barrios cercanos a las zonas fabriles como
Lavapiés, Embajadores o La Latina. Son el máximo exponente de la arquitectura
popular madrileña, pero estas viviendas a menudo no se encontraban en buenas
condiciones higiénicas ni contaban con ventilación. Y es que estas
construcciones típicas de Madrid son tan de la ciudad como el chotis, el
cocido o las chulapas. Tanto, que este año, el cartel y el vídeo
promocional de las fiestas de San Isidro, las han puesto en el centro de las
miradas dándoles, por fin, el protagonismo que se merecen.
La entrada al edificio se hace a través de un portalón que conduce al patio central utilizado para actividades sociales, laborales o de ocio. Las galerías abiertas permiten el acceso a las viviendas individuales bordeando el patio en forma de U o de O.
las corralas surgieron como adaptación a la presión demográfica y económica de los siglos XVII al XIX. caracterizados por su patio central, modificadas para añadir pisos superiores y así alojar a una población en crecimiento. Este proceso marcó el comienzo de un modelo de viviendas donde los propietarios priorizaban la rentabilidad, muchas veces a costa de las condiciones de vida. Las viviendas amplias dieron paso a habitaciones reducidas, donde familias numerosas vivíamos en condiciones insalubres, con un espacio similar 30 metros cuadrados. Mi casa, estaba compuesta por dos dormitorios pequeños pero iguales un recibidor salón un retrete y una cocina.
Es impresionante cómo las corralas, surgidas como una solución a la presión demográfica, se convirtieron en un elemento tan característico de nuestra historia urbana. Es cierto que la prioridad por la rentabilidad a menudo se anteponía a las condiciones de vida, y muchas familias se veían obligadas a vivir en espacios reducidos y poco salubres. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, las corralas también fueron
Me gustaría conocer, pero eso iré desarrollando algunas de las preguntas que ahora me hago: ¿Cómo era la vida en comunidad en la corrala? ¿Cómo influyó la vida en la corrala en mi educación y en mis aspiraciones futuras?, ¿me impulsó a buscar mejores condiciones de vida?¿Cuáles fueron las lecciones que podemos aprender de la vida en las corralas para construir ciudades más justas y equitativas y para comprender mejor nuestra historia y reflexionar sobre el presente y el futuro de nuestras ciudades?.
En el siglo XIX, con la explosión demográfica y la inmigración rural, este modelo de vivienda alcanzó su punto álgido. El deterioro progresivo transformó los patios abiertos en oscuros patios de luces, manteniendo el diseño de corredores, pero perdiendo la calidad de vida rural que los caracterizaba en sus inicios. Este fenómeno refleja tanto el impacto del crecimiento urbano descontrolado como la falta de regulación en las políticas de vivienda.
la transformación urbana de Madrid permitió la expansión horizontal de la ciudad con nuevos ensanches y bulevares que atrajeron a la burguesía, relegando a las corralas a un progresivo abandono. Estos edificios tradicionales, ubicados en los barrios bajos, quedaron en decadencia debido a la falta de mantenimiento tanto por parte de los inquilinos como de los propietarios..
La Transición Española, marcó un punto de inflexión, generando un movimiento vecinal en defensa de estas edificaciones como símbolos históricos y culturales. En 2014 se contabilizaron más de 500 corralas en Madrid, distribuidas principalmente por barrios como Lavapiés, La Latina y Palacio, reflejando su persistencia como parte del patrimonio urbano. Sin ebargo mi querida corrala desapareció en los años 70 del pasado siglo sin que nadie pudiera evitarlo en su lugar se construyó una casa de pisos
La casa donde yo vivía en la calle Gabriel Lobo número 21 del barrio de Prosperidad tenía una fachada de calle con una dimensión aproximada de unos doce metros de fachada y un piso. A nivel de calle había dos tiendas en la derecha la carnicería de Poli y a la izquierda la cacharrería del señor Carlos
A la casa de pisos se entraba por un portal, se subían tres escalones, y a la derecha había un patio ocupado por la vivienda de Nieves y a la izquierda otro patio con dos viviendas, en una de ellas vivía Encarna de Cayetano y la otra por Ana Seco. Para subir a la primera planta, donde yo vivía, había que acceder por una escalera con catorce peldaños. Posteriormente se entraba en la galería que circulaba los dos patios. En esa galería en su derecha vivía Adoración Tordesillas en el centro Amalia y a izquierda la señora Catalina. Se seguía el corredor de la corrala y estaba mi casa y se continuaba esa galería adelante encontramos la casa de María y José María manso y José Bardillas.
De lo descrito se obtienen ocho viviendas, pero las partes traseras de las tiendas de Poli y el Sr Carlos y la Sra Boni, estaba habilitado también como vivienda. Solamente estos últimos, que además eran los propietarios del inmueble, Vivian en ese espacio. La carnicería de Poli tenia habilitado este espacio como almacén de corderos vacas y cerdos para carne. En algún momento también vi un burro muerto.
Sin embargo, hay dos (las tiendas de Poli, el Sr. Carlos y la Sra. Boni) que presentan una particularidad: sus partes traseras también estaban habilitadas como viviendas. Los únicos propietarios y ocupantes de las viviendas ubicadas en las partes traseras de la tiendas eran el Sr. Carlos y la Sra. Boni. El Uso del espacio trasero de la carnicería de Poli: Este espacio se utilizaba como almacén de animales destinados al consumo humano (corderos, vacas, cerdos) y, en algún momento, se observó un burro muerto.
La vivienda ubicada en las partes traseras de la cacharrería era mínima y no se si cumplía cumplían con los requisitos mínimos de habitabilidad (ventilación, iluminación, saneamiento además tenía una escalera de caracol que conducía a un espacio mínimo en la primera planta colindante a mi casa
La convivencia entre vecinos las actividades compartidas y el aprovechamiento de cada rincón del espacio son elementos que nos hablan de una forma de vivir más arraigada y menos individualista. Por eso la corrala no solo de un edificio sino también de un modo de vida y de un tejido social


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